Estrés: causa y consecuencias

Escribir sobre el estrés puede ser algo muy denso, pues es tan compleja la química orgánica del estrés en el organismo de los perros que podríamos hablar muy técnico, aunque prefiero que entiendas de manera práctica aquello que puede influir en la tolerancia y gestión del estrés para el desarrollo y el aprendizaje.

Es algo tan generalizado y hoy en día tan asumido en la vida de los perros y también en la vida humana… Idealizamos una vida sin estímulos estresantes cuando la verdad, el estrés puede ser un elemento en el aprendizaje y, además, en lo común de la vida agitada de la sociedad, lo más recomendable es saber canalizar el estrés para que pueda existir un equilibrio que condicione lo menos posible a la felicidad y el equilibrio integral de los perros.

Puede existir un origen que justifique la mala tolerancia al estrés, y esto está relacionado con las primeras etapas de desarrollo del cachorro. Si bien en la gestación se producen carencias fisiológicas o experiencias desfavorables en las que la perra gestante sufre, por cualquier medio físico o emocional, esto se convertirá en un posible detonante para una mala gestión. Parecido, cuando estas condiciones se viven en las primeras semanas de vida del cachorro, donde sumarían condicionantes del entorno como la exposición ambiental y social, bien sea en carencia o en exceso.

Es decir, si en las primeras semanas de vida un cachorro vive una vida estanca, sin movimiento ni variedad a su alrededor o, todo lo contrario, existe un entorno muy agitado y con demasiada intervención externa, esto se traducirá en más posibilidades para que estrés afecte de manera negativa al desarrollo, creando respuestas como miedos, reactividad, impulsividad y otros…

Por otra parte, la estimulación excesiva y sobreexposición a nuevos estímulos puede ser otra causa de la mala gestión del estrés. Muy frecuente, además.

A pesar de que la naturalidad con la que se desarrolla una mejor o peor capacidad para tolerar el estrés, sigue siendo habitual tener que enfrentarse a un estrés generalmente elevado prácticamente a diario.

Y ahora bien, si esto es algo además de natural, frecuente, ¿cómo podemos atender y combatir el estrés? De primeras, observar y conocer cuales son las capacidades de nuestros perros. No solamente aquellas situaciones que visualmente son inconfundibles, porque será evidente que nos llama la atención un comportamiento exagerado. Mirando a detalles, situaciones que producen una mínima inquietud y quizás, incluso, no llamaríamos estrés por la sutileza de la situación. Este micro estrés, ya es una muestra de cómo nuestro perro hace frente a estas sensaciones.

Un ejemplo: Cuando enciendo el aspirador en casa. No es una situación que a mi perro le haga reaccionar de manera brusca, ni siquiera parece alterarse ahora. Eso sí, en cuanto empiezo, se levanta y cambia de lugar o de postura. Es un estrés tolerable, y una situación en la que ha aprendido un modo de hacer frente de tal manera que pueda sostener el estrés con mayor comodidad.

Te hablo de una situación frecuente, cotidiana y poco estresante en este caso porque, cuando comenzamos a prestar atención a estos momentos en los que el estrés está sostenido por un aprendizaje consciente, coherente, podemos descubrir habilidades de nuestros perros que quizás intentar demostrar o exponer cuando el estrés sucede con más gravedad, pero solo nos damos cuenta en la explosión más irracional, mucho después de estas pequeñas señales de que algo comienza a descontrolar.

 

Volviendo al origen de este artículo, visualizamos un comportamiento reactivo, alterado, inquieto, demandante o excesivo en cualquiera de los casos, ¿cómo reconocemos si esta es una consecuencia del estrés? De primeras, me atrevería a decir que por lo general, lo es.

Aunque más allá de lo genérico, me gustaría proponerte una tarea para que empieces a prestar atención a algunos aspectos concretos de la vida de tu perro.

Si crees que tu perro puede vivir de un estrés frecuente y necesita mejorar su gestión, trata de prestar atención a estas partes de su vida:

1. El paseo: si su paseo más enérgico dura más de 30 minutos, prueba a acortarlo y completar su actividad diaria con un juego compartido dentro de casa. Recuerda que para jugar no se necesita exagerar la agitación

2. El descanso: observa las horas de descanso de tu perro a lo largo del día, su respiración, su atención y alerta con los movimientos del ambiente, sus posturas…¿Dirías que está absolutamente tranquilo?

3. El modo en que se comunica contigo y viceversa. Cuando trata de pedirte o proponerte lo que sea, lo más común es que lo haga con intensidad y repetidas veces o en cambio es paciente. Y si miras sobre tu modo de actuar con él o ella, identifícate.

En esta lectura espero que hayas podido entender al menos un poquito mejor la vida de tu perro. Recuerda que siempre que te veas perdida o no sepas reconocer exactamente cuál es la ayuda que necesita tu perro, no dudes en contactar con una profesional que te ayude a trabajar en equipo.

El estrés puede convertirse en algo llevadero o en la mayor debilidad de tu perro. A veces, por asuntos sencillos y fáciles de adaptar. Otras veces, tan complejo como el mundo interior de los propios perros.

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