Elena Terrones

Veterinaria Integrativa

¡Hola, rawers!

Me llamo Elena Terrones y soy veterinaria. Decir esta frase, que a algunos podría parecerles sencilla y sin mayor repercusión, supone para mi toda una realización vital. Seguramente muchas de las presentaciones de los vetes comienzan diciendo que crecieron rodeados de animales, que sintieron la vocación desde pequeñitos y que enseguida supieron que querían dedicarse a cuidar de los animales. Mi historia es diferente.

Yo nací en Salamanca y fui una niña apasionada de los idiomas, siempre quise ayudar a las personas a comunicarse. Por ese motivo, estudié el Grado en Traducción e Interpretación en la Universidad de Salamanca. Empecé mi andadura profesional como traductora e intérprete y me especialicé en traducción para organismos internacionales. Siempre me habían gustado los animales, pero por circunstancias de la vida, no fue hasta que trabajando como traductora desde casa sentí que me faltaba algo y decidí adoptar un perro. Yo no sabía casi nada de perros, pero tenía claro que quería dar una vida mejor a un animal necesitado. Así fue como Lolo llegó a mi vida para ponerla patas arriba. En un momento de crisis personal dio sentido a mis largos días traduciendo frente al ordenador, nos salvamos mutuamente. No podía detenerme ahí, quería ayudar a otros animales, así que me hice voluntaria de una protectora y me apunté a un curso de auxiliar veterinaria para aprender a cuidar mejor de Lolo y de los perros de la prote.

Empezó como un hobbie, pero ese amor por los animales que estaba dormido dentro de mi empezó a crecer y pronto las prácticas de auxiliar se me quedaron pequeñas, yo quería ser veterinaria. Había encontrado mi verdadera vocación, pero tenía un largo y difícil camino por delante. Me matriculé en el Grado en Veterinaria en la Universidad de León y durante años estudié esta difícil aunque apasionante carrera y trabajé como traductora a la vez, para costear la universidad, los gastos veterinarios de Lolo y el coste que suponía vivir en León, lejos de mi familia y amigos. Fueron muchas las noches trabajando y estudiando hasta altas horas, en las que solo mi pequeño Lolo estuvo a mi lado. Hubo muchos momentos de agotamiento y frustración y en varias ocasiones quise tirar la toalla, pero no podía rendirme.

Ahora por fin soy veterinaria, sigo aprendiendo y creciendo cada día y estoy especializándome en nutrición y terapias integrativas, puesto que he visto en Lolo cómo una dieta adecuada y suplementos naturales adaptados pueden mejorar la calidad de vida de mis pacientes. Espero poder transmitiros tan solo un poquito de la pasión que siento por esta profesión y cumplir así mis dos objetivos vitales, facilitar la comunicación y ayudar a mejorar la salud de los animales.