Vacunación

Una de las herramientas básicas de la medicina preventiva es la vacunación ya que nos permite evitar enfermedades graves (incluso mortales de necesidad, como la rabia), protegen a la comunidad en el sentido que llegar a un porcentaje de animales correctamente vacunados protege a aquellos que no pueden ser vacunados, y, en el caso de los animales, también protege la salud pública gracias a la vacunación de los animales contra enfermedades como la rabia o la leptospirosis.

Vacunar consiste en inocular en el organismo uno o más microorganismos, ya sea vivos o muertos, o algún componente de los mismos con la finalidad de promover la respuesta del sistema inmunitario frente a ese microorganismo de modo que si se da el caso en el que el individuo llegue a entrar en contacto con dicho microorganismo patógeno su sistema inmunitario pueda hacer frente al mismo de manera rápida y efectiva. Por lo tanto, las vacunas no evitan el contagio, evitan el cuadro clínico y, en caso de enfermar el individuo, que el cuadro clínico, es decir la enfermedad, sea de menor gravedad. Además, gracias a ello se consigue frenar la transmisión de las enfermedades tanto a otros animales como a seres humanos en caso de enfermedades zoonóticas. Gracias a la vacunación han sido erradicadas del mundo dos enfermedades: la viruela, primera enfermedad para la que hubo vacuna y primera enfermedad del mundo en ser erradicada; y la peste bovina, primera enfermedad animal en ser erradicada.

Debido al gran poder preventivo de las vacunas, es importante establecer una correcta pauta vacunal y de revacunación para garantizar la correcta protección sin llegar a sobrevacunar. Por eso, lo primero de todo es saber cuáles son las pautas recomendadas por los especialistas y que se comentarán a continuación según la especie. También hay que remarcar que la mayoría de farmacéuticas garantizan en los prospectos de sus vacunas la inmunidad durante un año y es necesario que estos sean actualizados con datos de campo reales.

La primovacunación recomendada en cachorros es la siguiente:

PERROS

Hay que tener en cuenta, además, que aquellas razas con predisposición a la parvovirosis deberían recibir una quinta dosis al medio año de edad. La revacunación de recuerdo de todas las enfermedades anteriormente mencionadas es al año de edad (no al año de haber recibido la última dosis).

La vacuna de la leptospirosis no se considera esencial, pero la menciono porque las vacunas que usualmente se aplican la llevan, y su uso se recomienda solo si existe un riesgo real de entrar en contacto con la bacteria. Lo mismo pasa con las vacunas de la tos de las perreras, que se consideran no esenciales en animales que no viven en colectividades (refugios o residencias). En cuanto a la vacuna contra la leishmaniasis también depende del riesgo y no debe administrarse antes del medio año de edad.

La rabia es considerada esencial en zonas endémicas o en aquellos países que así lo estipula la ley y debe revacunarse según indicaciones de la farmacéutica (anual o trianualmente). Las otras tres (parvocirus, moquillo y adenovirus) también son consideradas esenciales pero la revacunación una vez ya hemos hecho la de recuerdo no debería realizarse antes de pasados tres años.

GATOS

La trivalente felina es la vacuna esencial en la especie felina y protege del calicivirus, herpesvirus felino y de la panleucopenia, siendo la pauta de primovacunación recomendada la misma que la canina. Una vez hecho el recordatorio al año de edad, no hay que vacunar menos de cada tres años en animales sin acceso al exterior y se recomienda vacunación anual (o según necesidad) en animales con acceso al exterior.

En el caso de la rabia, también es exactamente igual que en los perros.

En cuanto a la leucemia felina, la primera dosis es a las 8 semanas y la segunda dosis es a las 12 semanas (se puede administrar con la trivalente). Hay que hacer revacunación al año de edad y después cada 2 ó 3 años. Esta vacuna requiere testaje previo para garantizar que el animal es negativo y solo tiene sentido administrarla en animales con riesgo a contagio, como son animales de refugios o con acceso al exterior.

La vacuna contra el coronavirus felino, causante de la peritonitis infecciosa felina (PIF), está desaconsejada ya que el nivel de inmunidad que ofrece es bajo y solo tiene sentido administrarla en aquellos animales que tengan serología negativa a coronavirus a las 16 semanas de edad.

INMUNIDAD Y REVACUNACIONES

Es importante realizar una correcta pauta de primovacunación y su revacunación al año de edad para garantizar una correcta protección del animal. Pero ¿es necesario revacunar anualmente? No, tal y como ya queda recogido en las recomendaciones de la WSAVA (que han sido resumidas en este artículo). Una buena medicina preventiva debe ser individualizada y por ello hay que saber en qué casos se debe o no se debe revacunar. A continuación propongo unas pautas de control de la inmunidad de los animales.

  • En aquellos animales en los que desconozcamos el estado de primovacunación, ya sea porque han sido adoptados o recogidos de la calle o de una situación de maltrato, realizar controles serológicos anualmente hasta que sea necesario revacunar. Una vez revacunado, realizar el control a los tres años y, después, anualmente hasta que vuelva a ser necesario vacunar.
  • En aquellos animales en los que la primovacunación esté bien hecha (esto es siguiendo las pautas de la WSAVA), realizar el primer test serológico a los 4 años de edad y después anualmente hasta que te toque revacunar. Cuando haya que revacunar, realizar control a los tres años y, posteriormente, anualmente hasta que sea necesario revacunar de nuevo.
  • En aquellos animales en los que la primovacunación no está bien hecha, realizar los controles igual que en el caso de animales de los que desconocemos la pauta vacunal.

Los controles serológicos se pueden hacer de dos maneras: mediante test rápido (Vaccicheck) o mediante serología de laboratorio. El test rápido ofrece la ventaja de tener los resultados al momento y se necesita poca sangre, la serología en laboratorio permite saber exactamente en qué momento de la inmunidad nos encontramos, si el positivo puede ser porque el animal sea portador de uno de los virus (especialmente importante en gatos) y permite aprovechar para hacer analítica general de control. Si optamos por la serología de laboratorio, deberemos mirar IgG de parvovirus, moquillo y adenovirus en el caso de perro, en el caso del gato se valora la serología de herpesvirus, calicivirus y panleucopenia.Aunque no es una de las variables más importantes, el tipo de extracción utilizado para fabricar estos compuestos también debe tenerse en cuenta.

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